domingo, 13 de diciembre de 2009

Y nos construimos nuestras propias prisiones... / Hector Alejandro.

Nos encerramos en nuestro propio espacio, y si bien nadie puede entrar, tampoco nosotros tenemos la opción a salir.

Y aunque sepamos de que va el juego, no queda otro remedio que adaptarnos al encierro para poder sobrevivir.